Con siete bajas, algunas de ellas clave (Ramos y Casemiro son arcos de bóveda en este equipo blanco), la cantera blanca volvió a ser el remiendo que necesitaba el equipo blanco para sacar un punto de su segunda visita al estadio de La Cerámica. Escaso bagaje, pero vista la situación con la que llegaban los madridistas se puede considerar algo positivo.
Dentro de esa situación y como viene siendo habitual en la historia del conjunto blanco, la cantera fue uno de los puntales. Hasta cinco jugadores utilizó Zidane que proceden de las categorías inferiores. Y todos ellos rindieron de manera notable: Carvajal jugó 63 partidos en el Castilla entre 2010 y 2012 (3 goles y 6 asistencias); Nacho sumó 111 en el filial; Lucas Vázquez 92 (15 goles, 14 asistencias), más 14 en el Madrid C de Tercera; Mariano 33 encuentros en el Castilla (27 goles) y 26 en el Madrid C (15); y Odegaard 62 partidos con el filial blanco (5 goles y 9 asistencias).
Prácticamente una columna vertebral nueva donde asentarse en una salida complicada (el Villarreal sumaba 10 victorias consecutivas entre todas las competiciones antes), y con cuatro de ellos sin apenas ritmo de competición: Carvajal y Nacho salían de lesión; Odegaard llegaba de hacer un viaje Madrid-Oslo-Madrid sin jugar un solo minuto por decisión política (el Gobierno noruego prohibió los partidos por miedo a un estallido de Coronavirus), mientras que Mariano apenas había participado en lo que se lleva de temporada: sólo 14 minutos en la derrota ante el Valencia del pasado 8 de noviembre. Solamente Lucas Vázquez, que ha jugado (y cumplido sobradamente) como lateral derecho desde las lesiones de Carvajal, Odriozola y Nacho, ha tenido continuidad en este comienzo de campaña precisamente por las bajas de sus compañeros de equipo.
Carvajal, que regresaba al equipo después de lesionarse el ligamento lateral interno en un entrenamiento en Valdebebas (sucedió el 2 de octubre), cumplió de manera estupenda: se le notó la ausencia de ritmo de competición, algo lógico, pero fue el autor del centro que permitió a Mariano inaugurar el marcador a los dos minutos de juego. El madrileño ganó más de la mitad de sus duelos (el 55,6%: Mendy, en el lateral izquierdo ganó el 36,4%), jugó los 90 minutos (sobre todo con vistas al encuentro del miércoles en San Siro, y dio 16 pases de 42 en campo contrario.
Nacho, el otro jugador que venía de lesión (en su caso fue de tipo muscular en el recto anterior derecho, producida en el día del Clásico) estuvo soberbio actuando en el eje de la zaga junto con Varane. El madrileño estuvo espectacular frenando los ataques locales, así como en una acción al final del partido al japonés Kubo. Acertó en 44 de los 47 pases que intentó y vio una amarilla por derribar a un contrario.
Odegaard, por su parte, volvía a ser titular en Liga por tercera vez esta campaña, tras haberlo hecho en San Sebastián y en Sevilla ante el Betis. Y el noruego fue de lo mejor del partido. Junto con Kroos y con Modric le dio salida al balón con velocidad y acierto, empujando a la línea de centrocampistas amarillos. El Madrid comenzó a desinflarse con su salida en el minuto 65, con 25 minutos por delante. El noruego supo darle pausa al juego blanco en el campo del Villarreal, esconder el balón y buscar pases saltalíneas. Su actuación ante el Villarreal recordó al jugador que deslumbró el año pasado en las filas de la Real Sociedad, y mostró a Zidane otra variante que utilizar a lo largo de esta campaña. Junto con Casemiro, y con el nórdico con libertad de movimientos, el Madrid puede dominar en grandes tramos de partidos.
Lucas Vázquez, por su parte, fue una de las novedades de Zidane. Con el regreso de los lesionados, todo apuntaba a que el gallego comenzaría el encuentro en el banquillo, pero Zizou decidió recompensarle su trabajo sordo y oscuro durante las lesiones de Carvajal, Nacho y Odriozola. Volvió a ser titular para ayudar al primero en su regreso y para percutir por la banda derecha al conjunto de Emery (fue el segundo madridista con más faltas sufridas, cuatro, sólo por detrás de Hazard, que sufrió cinco). Sus rupturas desde la banda al interior llevaron peligro, pero en su debe figuran las 21 pérdidas que tuvo.
Mariano apenas tardó 104 segundos en abrir el marcador con un remate de los de delantero de vieja usanza: un testarazo picado, con fuerza, de fiera. El autor del último gol que se ha visto en el Bernabéu por el momento (al Barcelona el pasado 1 de marzo), le ha ganado el sitio a Jovic, que entre mala suerte y un destino torcido, se cae hasta el puesto de tercer delantero de la plantilla. Pero si sigue de ese modo contará con más minutos. El delantero hispano-dominicano ha abierto, sin querer, un debate entre la afición blanca: «¿Por qué Zidane no ha contado más con él?». Esta campaña la empezó de mala manera: fue el primer positivo de COVID-19 de la plantilla a lo que siguió una amigdalitis que le costó perder varios kilos de musculatura, pero está ganando el pulso. De no recuperarse Benzema, tiene todas las papeletas de ser el delantero del Madrid en San Siro el próximo miércoles…Pero de nuevo, en Villarreal, la cantera blanca volvió a dar ejemplo de su constancia, de su esfuerzo, amor propio y cariño por el equipo en el que se han formado. La cantera blanca siempre cumple.