Más que un duelo entre la Juventus de Cristiano Ronaldo y el AC Milan de Gonzalo Higuaín, la Supercopa de Italia, que se disputa el miércoles en Yedá (Arabia Saudí), se ha convertido en un partido criticado por muchos, sobre el fondo de la restricciones impuestas a las mujeres, de las tensiones políticas y de las acusaciones de piratería.
El 2 de enero, la Liga italiana de fútbol (Lega Serie A), organizadora del evento, anunciaba con orgullo que la venta de entradas para el partido iba bien.
Pero el entusiasmo fue pronto oscurecido con la revelación de que solo una parte de las plazas serían accesibles para las mujeres, las de la categoría “familias”, las otras estaban reservadas para los hombres.
La Juve, vigente campeón de la liga y de la Copa de Italia, llega a Yeda como favorita, y con un portugués Cristiano Ronaldo decidido a estrenar su palmarés de trofeos con los Bianconeri, ante un Milan, subcampeón copero, que sin el español Jesús Fernández Sáez se encomendará a las ganas de revancha de Higuaín.
Suso se perderá el cruce de Yeda al estar sancionado por la expulsión en el último partido liguero contra el Spal de Ferrara, además de estar tocado por un problema físico sufrido en un entrenamiento de la semana pasada.