En el verano de 2011, la Juventus reclutó a Andrea Pirlo, futbolista que acababa de finiquitar su compromiso con el AC Milan. El centrocampista apenas acusó el cambio de escuadra y en apenas unos meses logró consolidarse como uno de los nuevos líderes de la renovada vecchia signora.
Tras acumular 86 partidos en sus dos primeros años con la elástica bianconera, el talentoso futbolista acaba de iniciar una tercera campaña que amenaza con quebrar la buena relación existente. Y es que, tras ser sustituido por segunda vez en un partido de Serie A (ante el Hellas Verona, en el minuto 65), el jugador decidió marcharse directamente al vestuario sin esperar a que el árbitro pitase el final del encuentro, un gesto que colmó la paciencia de Antonio Conte.
«No se necesita ninguna explicación por el simple hecho de que Andrea podría hacerlo. Pero ahora hemos establecido una regla, cuando un jugador abandona el terreno de juego, a menos que sea para un tratamiento médico, deben esperar hasta el final del partido con el resto de sus compañeros. Para aquellos que no respetan la norma, habrá una fuerte multa y se quedarán un mes fuera del equipo. ¿Es así de fácil? Es muy fácil», espetó el técnico juventino, en su última comparecencia ante los medios.
Este enfrentamiento entre llega un momento delicado, ya que el mediocentro se encuentra inmerso en las negociaciones para ampliar su contrato. De hecho, el Daily Mail aprovecha la ocasión para asegurar que tras este desencuentro, clubes como Manchester United, Chelsea, Arsenal o Real Madrid podrían volver a plantearse su contratación.