Justin Gatlin, campeón mundial de los 100 metros, se ve de nuevo en el foco de una investigación por dopaje. Sucede después de que el diario británico The Telegraph haya revelado que desde el entorno del velocista se ofreciera sustancias dopantes a un actor para una película. Todo fue grabado con cámara oculta.
A pesar de no ser el involucrado principal, Gatlin y su equipo están siendo investigados por las autoridades deportivas y de dopaje después de que una investigación del diario británico descubriera que los miembros de su equipo se ofrecieron a proporcionar recetas con un nombre falso y contrabandear las sustancias a los Estados Unidos.
La investigación salió a la luz cuando reporteros encubiertos se hicieron pasar por representantes de una compañía cinematográfica que necesitaba a un atleta como parte de una película. Con ese pretexto contactaron al equipo del corredor estadounidense. Durante la investigación, los entrenadores les dijeron que el uso de sustancias prohibidas era algo muy común, y les ofrecieron que por 213.000 euros podrían conseguirles testosterona y hormona del crecimiento. «Ahora hay laboratorios y universidades que hacen drogas de diseño indetectables», habría relatado al Telegraph Robert Wagner, el agente de Gatlin. Estos productos se proporcionaban a través de un médico en Austria. Mitchell, medalla de bronce y campeón en 4×100 en Barcelona 92, y que actualmente forma parte del equipo de Gatlin, habría confesado que incluso el cinco veces medallista olímpico tomaba esas sustancias para mejorar su rendimiento.
El corredor estadounidense ha negado las acusaciones, y sus abogados han anunciado que han despedido a su entrenador.
Gatlin y su entorno ya están siendo investigados por las autoridades antidopaje a raíz de las acusaciones de The Telegraph. Sebastian Coe, presidente de la Federación Internacional (IAAF), no tardó en reaccionar: «Estas acusaciones son extremadamente serias y sé que la Unidad de Integridad Independiente del atletismo las investigará».
Gatlin, de 35 años, ha tenido una turbia relación con el dopaje. En 2001 dio positivo por anfetaminas y, tras ser campeón olímpico en Atenas, en 2006 fue cazado por testosterona lo que le valió un sanción de ocho años, que finalmente fue reducida a cuatro. En los pasados Mundiales de Londres se llevó la victoria por delante de Usain Bolt y sufrió una sonora pitada por parte del Estadio Olímpico debido a su pasado. Ahora está de nuevo en el ojo del huracán