Dos vueltas de 360 grados aplaudiendo a los cuatro puntos cardinales del Bernabéu con el rostro compungido y los ojos vidriosos. Ayer James pareció despedirse de un sueño.
El colombiano fue presentado el 22 de julio de 2014 tras ser la atracción del Mundial de Brasil y con aroma a (futuro) Balón de Oro. Aquel día, 45.000 hinchas le oyeron alabar a Zidane. “Siempre fue mi ídolo”, dijo a la vera de Florentino.
Ya lo había confesado en 2010, en el Banfield argentino, cuando Olé le rebautizó como “un Cristiano Ronaldo versión cafetera” y el propio James se pedía al Madrid en la PlayStation. 1.027 días después, y esta vez ante 79.356 madridistas, se despidió para irse por exigencia del hombre al que idolatraba.
El escritor colombiano Gustavo Bolívar debía de estar pensando en ello. “James nos deja una gran lección de dignidad: puedes estar en el cielo, pero si no eres feliz, mejor irse”, tuiteó. Cambiará el cielo por el Manchester United. Según la radio colombiana RCN ya hay un principio de acuerdo entre el diez y Mourinho, con el que comparte agente (Jorge Mendes).
El caso es que entre el Madrid y el United se ha creado un curioso bucle. James llegó a Chamartín para forzar la salida de Di María a Manchester y ahora es James el que tendrá que marcharse a Old Trafford… Con morbo a la vista. El 23 de julio los dos equipos se enfrentarán en Santa Clara (EE UU) dentro de la International Champions Cup y, si no vivimos otro culebrón como con De Gea y el fax escacharrado, sería con James ya como red devil…