Zlatan Ibrahimovic se retiró de su selección en 2016 tras la disputa de la Eurocopa de Francia. 17 meses después, Suecia lograba la clasificación para el Mundial de Rusia, un objetivo en el que había naufragado en las dos ocasiones anteriores y todo un caramelo para el jugador del Manchester United.
Y tanto. A falta de poco más de tres meses para que comience la cita mundialista, Ibrahimovic no ha ocultado su ilusión de poder acudir al que sería, con 36 años, su tercer Mundial (disputó los de 2002 y 2006). «Echo de menos la selección. Siento que puedo dar un buen rendimiento. Veremos, es una cuestión difícil. Quiero sentir que puedo rendir. No quiero ir solo porque sea alguien. La puerta no está cerrada para nada», ha dicho esta semana en la prensa de su país.
Una actitud diferente de la que expresaba el pasado mes de noviembre, en vísperas del cruce de repesca en el que Suecia ganó a Italia uno de los últimos billetes mundialistas. «No estoy pensando en Suecia o en la Copa del Mundo. Mi historia con la selección nacional está terminada», decía entonces a Sky Sport Italia.
La incógnita de Ibrahimovic puede resolverse antes. A finales de este mismo mes de marzo, Suecia tiene programados dos partidos amistosos en la ventana de selecciones de la FIFA: el sábado 24 contra Chile y el martes 27 contra Rumanía.
