El rendimiento de Raphaël Varane está dejando mucho que desear en las últimas temporadas. En su momento, ya meditó muy seriamente la posibilidad de irse del Real Madrid, pero el regreso de Zinedine Zidane lo evitó. El técnico galo habló con su compatriota, que fue uno de sus protegidos en su primera etapa en el club, y le convenció para que se quedara. Y así lo hizo sin dudarlo, esperando que todo volviera a ser como antes. Pero nada más lejos de la realidad.
Los resultados no están siendo para nada los esperados, y son demasiado irregulares, lo que ha provocado que se hable del posible despido del que fuera Balón de Oro en 1996. Y el campeón del Mundial de Rusia en 2018, en lugar de dar un paso adelante, ha dado uno hacia atrás, y no ha levantado cabeza. Su temporada pasada no fue realmente mala, de hecho, la acabó a un buen nivel, si bien se vio empañada por su actuación en la vuelta de los octavos de final de la Champions League.
Dos errores muy graves provocaron los goles del Manchester City de Pep Guardiola, y la consecuente eliminación del cuadro blanco. Fue duramente criticado y perseguido, y desde entonces, no levanta cabeza. No es el líder que esperan que sea cuando no juega Sergio Ramos, y sigue cometiendo fallos y despistes impropios de un jugador de su nivel y experiencia, pues ya tiene 27 años. No cabe duda de que el canterano del Lens no ha explotado todo su potencial.
Motivo por el que Florentino Pérez ya no ve con tan malos ojos su venta, si recibe una cantidad muy importante de dinero, de unos 80 millones de euros. Y Varane ahora tiene un nuevo pretendiente tras sus pasos: el Manchester United, que se ha interesado en su contratación, y se ha mostrado dispuesto a llevárselo. Ya se interesaron por él en su día, y ahora, viendo el bajo momento de forma de Harry Maguire o Victor Lindelöf, le han surgido las prisas para cerrarle.
