Inglaterra rompió la barrera de las semifinales en las grandes citas del fútbol y, por primera vez en 55 años, disputará un partido por el título.
El pase a la final del Campeonato Europeo se concretó con un polémico penal.
Harry Kane empujó el rechace tras malograr un disparo inicial a los 104 minutos, con lo que los ingleses remontaron para vencer el miércoles 2-1 a Dinamarca en una prórroga de la semifinal disputada en el estadio Wembley.
Inglaterra regresará a su estadio nacional el domingo para toparse con Italia en su primera final desde la Copa Mundial de 1966, en ese mismo recinto. Aquélla es la solitaria consagración inglesa en un certamen internacional.
En los 55 años posteriores, Inglaterra perdió cuatro veces en las semifinales ya sea en mundiales o eurocopas.
Por todo ello, la victoria del miércoles es una de las más importantes en la historia del fútbol inglés, algo que no consiguieron grandes jugadores ingleses, como David Beckham, Wayne Rooney, Paul Gascoigne o Gary Lineker.
“Nos esforzamos y lo conseguimos cuando más importaba”, recalcó Kane. “Estamos en una final en casa. ¡Qué sensación!”.
Y las celebraciones fueron proporcionales a ese logro tras el silbatazo final.
Kane se convirtió en el director del coro conformado por más de 60.000 espectadores —la mayor concentración para un evento deportivo en Gran Bretaña desde hace casi 16 meses, cuando sobrevino el coronavirus. Todos entonaron “Sweet Caroline”.
Los jugadores e integrantes del cuerpo técnico caminaron por el perímetro de la cancha, agradeciendo a sus seguidores, incluidos algunos de sus seres queridos. Los hinchas cantaron para el técnico Gareth Southgate, quien seguramente apreció como pocos la victoria.
Dos de las derrotas de Inglaterra en semifinales —en 1990 y 1996— se definieron por penales. Southgate falló un tiro clave en uno de esos duelos ante Alemania.
Y la tanda desde los 12 pasos parecía probable en el duelo Inglaterra-Dinamarca, hasta que Raheem Sterling se internó por la banda derecha del área y se fue al suelo tras el contacto mínimo de Mattias Jensen.
El videoarbitraje confirmó el controvertido penal.
El arquero danés Kasper Schmeichel adivinó la dirección para manotear el disparo de Kane, pero el capitán inglés reaccionó raudo y empujó el balón al fondo de la red desde unos seis metros.
“Tuve suerte de que me llegara el rebote”, reconoció Kane. “Así es el fútbol. A veces, las cosas salen a tu favor”.
A esa altura del partido, los jugadores daneses estaban extenuados por el esfuerzo.
Fue el fin de una vibrante y emotiva campaña de Dinamarca, un plantel resuelto a conquistar el título por Christian Erisken, su astro que sufrió un paro cardiaco y se desvaneció en la cancha durante el primer partido del torneo.
Y las pretensiones danesas de igualar el marcador se complicaron al tener que jugar con 10 hombres durante la segunda parte de la prórroga luego que Jensen salió lesionado. Dinamarca ya había agotado sus seis cambios.
Inglaterra mostró personalidad para remontar tras encajar su primer gol de la Euro 2020 cuando Mikkel Damsgaard clavó un tiro libre al ángulo superior a los 30 minutos.
Fue un disparo que hubiera enorgullecido al propio Eriksen —el capitán que se recupera en casa tras su desvanecimiento escalofriante del 12 de junio ante Finlandia. Damsgaard, su reemplazo en el equipo, envió el balón por encima del muro defensivo, a un ángulo.
Dinamarca estaba arriba. Su intensa presión y sus buenos pases en el medio campo generaban problemas para los locales. Preocupados, los hinchas dejaron de hacer tanto ruido.
Pero la situación cambió.
Momentos después de que Schmeichel tapó un disparo a quemarropa que le hizo Sterling, Bukayo Saka quedó libre por la banda derecha, gracias a un pase de Kane. El centro rasante del extremo encontró destino de gol a los 39 minutos, al ser desviado por el zaguero danés Simon Kjaer, presionado por Sterling.
Fue el 11mo autogol de la Euro 2020.
Inglaterra dominó a voluntad el segundo tiempo ante un adversario fundido físicamente.