En medio de muchas dudas, dice prensa tica

El Diario La Nación publica hoy una nota sobre el desempeño de su Selección:

Una Selección que constantemente perdió la pelota en el mediocampo, con una zaga expuesta a errores infantiles y escaso juego de conjunto para llegar a la meta rival.

Esa fue la preocupante imagen que dejó anoche la Tricolor en su derrota ante Guatemala, 1 a 0.

Por suerte la lentitud de los anfitriones evitó mayores daños para un equipo en el Rándall Brenes, Michael Barrantes y Héiner Mora nos ofrecieron un recital de errores impropios de gente que se maneja el ABC del futbol.

Esto hizo que los nuestros recurrieran a constantes faltas en terrenos peligrosos, muy cerca del círculo central, sobre todo cuando íbamos de salida.

Claro, uno podría achacar esto a que la mayoría de seleccionados son legionarios y que tuvieron pocas sesiones de entrenamiento.

El tema es preocupante, pues el estreno ante los cuscatlecos está a la vuelta de la esquina.

Mal juego. El partido fue gris, en consonancia con la llovizna que cayó sobre la capital chapina, motivo por el cual las tribunas del Mateo Flores estuvieron, si acaso, a la mitad.

Tan opaco fue, que durante la etapa inicial no hubo llegadas de peligro y ambos equipos, para suerte tica, se trenzaron en una competencia para ver cuál se equivocaba más en la cintura.

Para evitar el yerro en la media, la Tricolor recurrió al pelotazo, pero la medicina fue peor que la enfermedad, pues los lances casi siempre fueron sin tino ni destino. Como resultado se produjo un solo remate a marco.

El gol –a la postre el único de este feo juego– llegó por la única vía que se adivinaba posible: la de de la “bola muerta”.

Alejandro Galindo cobró falta de Roy Miller en la mediacancha y encontró un buen receptor en la cabeza de Carlos Pescadito Ruiz,

Tal fue la indolencia del cuadro tico que los chapines no tuvieron necesidad de bajar a golpes a Joel Campbell, íngrimo y lejos de su actuación de la semana pasada.

No pasó mayor cosa en la segunda mitad, salvo que Costa Rica pudo rematar, una vez, a marco: una producción paupérrima.

Perder nunca es bueno, menos cuando las dudas quedan sembradas a una semana del estreno.