Da igual que sea un Clásico, el Derbi de la Madonnina o una visita a Old Trafford, Ancelotti tiene un ritual inamovible justo antes de cada partido: una siesta medida con cronómetro. Después de comer, el italiano echa una cabezada de 100 minutos exactos en el hotel de concentración para llegar al estadio con la mente fresca y relajada.
Un truco que choca frontalmente con lo recomendado ciencia. Según un estudio publicado en 2011, los expertos de la NASA cifraron la siesta perfecta en 26 minutos, a ser posible entre las 14:00 y las 16:00 horas. El italiano multiplica la cantidad recomendada por cuatro…
Pese a ello, Carletto (57 años) utiliza esa siesta para intentar mantener ese estado zen durante los encuentros y después ante la Prensa, donde utiliza su ceja como escudo, aunque en dos ocasiones se ha dejado llegar por sonados arranques de ira en un estadio. Y en ambos hizo lo mismo, una peineta. En 2008, cuando estaba en el banquillo del Milán, se la dedicó a los hinchas de la Juventus que le gritaban “¡Cerdo!”, y esta misma temporada reaccionó así en Berlín. Le enseñó el dedo medio (también conocido como corazón) a un aficionado del Hertha. “Sí, se la hice porque me escupió”, reconoció después en el Bild. Ese día, la reparadora siesta no surtió efecto.