La redención del fútbol italiano se cristalizó completamente. La agonía de medio siglo de Inglaterra por conquistar un título se prolonga.
Y tuvo que ser mediante los penales.
Italia conquistó el Campeonato Europeo por segunda vez al vencer el domingo 3-2 a Inglaterra en una definición por penales. El duelo acabó 1-1 tras una prórroga
Gianluigi Donnarumma se lanzó hacia su izquierda para atajar el penal decisivo, ejecutado por el adolescente Bukayo Saka. Fue el tercer fallo sucesivo de los ingleses en la tanda desde los once pasos frente a su propio hinchada en el estadio Wembley.
Hace apenas cuatro años, Italia sufrió la mayor de las humillaciones de su historia futbolera cuando no pudo clasificarse a la Copa Mundial por primera vez en seis décadas.
Los Azzurri ahora pueden presumir ser la mejor selección de Europa, una que ha encadenado una cifra récord de 34 partidos seguidos sin perder bajo la dirección de su técnico Roberto Mancini.
“Ni siquiera podemos imaginarnos lo que hemos logrado”, dijo Mancini. “Estamos deleitados por la gente de Italia, porque se merecen esto tras un periodo muy difícil. Es una alegría tremenda para nosotros”.
Inglaterra disputó su primera final en un gran torneo en 55 años y sumó otro fiasco en los penales tras derrotas por esa vía en 1990, 1996, 1998, 2004, 2006 y 2012. Rompieron esa racha adversa al vencer a Colombia por penales en los octavos de final del Mundial de 2018, pero el trauma ha vuelto.
“Los chicos lo dejaron todo”, dijo el capitán inglés Harry Kane. “Los penales causan la peor amargura cuando pierdes. Ha sido un torneo fantástico. Podemos sentirnos orgullosos, mantener la cabeza en alto. Esto duelo ahora, dolerá por un buen rato”.
Los anfitriones no pudieron un mejor inicio cuando se adelantaron con el gol en el segundo minuto de Luke Shaw, el más rápido en la historia de una final de la Euro.
Pero Leonardo Bonucci lo empató a los 67, empujando el balón tras un rebote contra el poste.
En los penales, Domenico Berardi, Leonardo Bonucci y Federico Bernardeschi convirtieron para Italia en la tanda desde los once pasos. El arquero italiano Gianluigi Donnarumma tapó los disparos de Jadon Sancho y Saka en la definición, mientras que Marcus Rashford estrelló el suyo contra la base del poste.
Saka, un chico londinense de 19 años, recibió el abrazo de varios de sus compañero tras malograr su remate. El técnico Gareth Southgate consoló a Sancho, quien había fallado el previo disparo de Inglaterra. Rashford se enfiló directamente hacia al túnel.
Sancho y Rashford ingresaron en el último minuto de la prórroga, evidentemente como especialistas en el cobro de penales.
Donnarumma rompió a llorar al ser abrazado por sus compañeros, que corrieron despedidos desde el círculo central. Los italianos venían de derrotar a España por penales en las semifinales.
Fue la segunda coronación continental de Italia desde 1968, aunando el trofeo a las cuatro Copas del Mundo que exhiben en sus vitrinas.
“El haber podido forjar este espíritu de equipo estos últimos 50 días, es algo que nunca se romperá. Siempre serán sinónimo con este triunfo”, dijo Mancini.
Que el partido se fue a la prórroga — como las tres de las seis finales europeas previas — no sorprendió a nadie, considerando que ambas semifinales también se estiraron al máximo y los férreos andamiajes defensivos de ambos equipos.
De hecho, Italia se despistó sólo una vez durante la noche, un error que derivó en el gol de Shaw — un remate de media volea que pegó en el primer palo tras un centro de Kieran Trippier.
Fue el primer gol de Shaw con la selección y provocó un saludo con los puños entre David Beckham y Tom Cruise en el palco de invitados especiales, en medio de la euforia en cada rincón de Wembley.
El que ese tanto fuera gestado por Trippier, un lateral que reapareció en el once titular como parte de un cambio de esquema — a un 3-4-3 — para la final, algo que debió haber brindado satisfacción a Southgate.
Pero Inglaterra optó por replegarse y cedió la iniciativa por el resto del partido.
Los centrocampistas italianos monopolizaron la posición, tratando de perforar el muro defensivo inglés — con nueve o hasta 10 jugadores persiguiendo el balón. Hizo recordar la semifinal del Mundial de 2018, cuando Inglaterra se adelantó temprano ante Croacia, pero acabó sufriendo el asedio de su rival.
Inicialmente, Italia padeció para acercarse al arco contrario, a menudo probando suerte con remates desde larga distancia.
Pero encontró el empate a boca de jarro. Tras un tiro de esquina desde la derecha cayó cerca el primer palo, el cabezazo de Marco Verratti fue manoteado hacia el poste por Pickford, y Bonucci apareció justo para empujarlo al fondo.
Inglaterra resistió para jugar una media hora de tiempo extra y de hecho insinuó más peligro cerca del final.
Pero se secó en los penales. Una vez más.
Tras los fallos de Rashford y Sancho, cuyo remate fue repelido por Donnarumma tirándose otra vez a su izquierda, Jorginho dispuso de la oportunidad para decretar la victoria de Italia.
El volante que había convertido el penal decisivo ante España en las semis no pudo concretar cuando Pickford le tapó el remate pegado al poste.
Al final, Donnarumma fue la figura de la noche con sus intervenciones, siendo consagrado como el mejor jugador del torneo — la primera vez que un arquero recibe el laurel en su historia.