El 25 de marzo de 2016, en plena conmemoración del Viernes Santo, la Selección Nacional de Guatemala firmó una de las victorias más recordadas de su historia al derrotar 2-0 a Estados Unidos en el Estadio Doroteo Guamuche Flores, en partido correspondiente a la eliminatoria mundialista rumbo a Rusia 2018.
Inicio fulminante y sorpresa continental
Bajo la dirección de Walter Claverí, la azul y blanco sorprendió desde los primeros minutos. Al minuto 7, Rafael Morales abrió el marcador con un cabezazo tras un tiro de esquina ejecutado por Jean Márquez. Poco después, al 15’, Carlos “El Pescado” Ruiz amplió la ventaja tras aprovechar un despeje largo del arquero Paulo César Motta.
Con apenas 15 minutos jugados, Guatemala ya tenía contra las cuerdas al equipo dirigido por Jürgen Klinsmann.
Ruptura histórica y euforia nacional
La victoria representó más que tres puntos. Fue la primera vez que Guatemala vencía a Estados Unidos en una eliminatoria mundialista, rompiendo una racha de 21 partidos sin perder de los estadounidenses ante los chapines desde 1988. Además, Guatemala llegó a 6 puntos en el Grupo C, quedando a solo uno del líder Trinidad y Tobago, mientras que EE. UU. descendía al tercer lugar con 4 unidades.
Una alineación que quedó en la memoria
El once guatemalteco estuvo compuesto por:
Motta, Morales, López, Hernández, Jiménez, Saravia, Márquez, Cincotta, Contreras, Tinoco y Ruiz.
Todos ellos pasaron a ser recordados como los protagonistas de una noche en la que fútbol y pasión nacional se entrelazaron.
El golpe posterior y el legado imborrable
Cuatro días después, Guatemala caería 4-0 en Columbus, Ohio. Sin embargo, la magia del Viernes Santo de 2016 perdura como uno de los episodios más emblemáticos del fútbol guatemalteco. Ese día, en medio del fervor religioso, el país celebró una gesta deportiva que combinó fe, emoción y orgullo nacional.
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