James e Isco no han aprovechado la ausencia de Bale para afianzarse en el once del Real Madrid. Al contrario. El rendimiento de ambos en el último mes ha estado por debajo de lo esperado y el Bernabéu les despidió con pitos cuando fueron sustituidos contra el Atlético el pasado sábado. En el club no están satisfechos con sus actuaciones y los silbidos del público han sido el detonante para que el Madrid se plantee la venta de uno de los dos el próximo verano.
El caso de James ha explotado esta temporada. El colombiano no se entendió con Benítez y sólo jugó el 46,5% de los minutos con él de técnico (sólo fue titular en nueve de los 17 partidos que disputó). Una escasa participación que sorprende aún más si se comparan sus números con los que tenía en la etapa de Ancelotti: disputó el 84% de los minutos con el italiano. También ha tenido un carrusel de problemas esta campaña: se perdió once partidos por lesión, una polémica llegada a Valdebebas perseguido por la Policía… Además, en el club molestó que pidiese en noviembre un aumento de sueldo que le igualase a futbolistas como Ramos o Bale. A pesar de todos estos problemas, en el Madrid confían en que Zidane recupere la mejor versión del colombiano y sólo le venderían si la oferta es irrechazable.
La situación de Isco es diferente. El malagueño ha dejado detalles de gran calidad desde que llegó al equipo blanco, pero nunca ha tenido la continuidad en el rendimiento que exige un equipo como el Madrid. En el club consideran que es un jugador más espectacular que efectivo y esperaban una mejoría en sus números (goles y asistencias) que no se ha producido. Zidane confió en él durante sus primeros partidos como entrenador, pero ha perdido la fe con el paso de los encuentros: ha sido sustituido en los tres últimos choques y suplente ante el Athletic. El cariño de la afición era su principal escudo, pero contra el Atlético fue silbado y el Madrid escuchará ofertas por él este verano.
