Douglas no se rinde. El defensa brasileño del Barcelona no estaba citado para entrenarse con el primer equipo hasta el próximo lunes, pero se presentó en la Ciutat Esportiva junto al resto de internacionales que no disputaron la final de la Eurocopa para ponerse a trabajar bajo las órdenes de Luis Enrique. No obstante, su caso es ligeramente diferente respecto al de otros jugadores que acortaron su descanso como el propio Messi, Busquets o Piqué. El problema con Douglas es que no cuenta para nada, el club no sabe donde colocarlo y el interesado no ayuda en absoluto a buscar una salida.
Este verano, Barcelona y Cruzeiro llegaron a un acuerdo para que Douglas fichara por el equipo brasileño, pero el pacto se rompió porque el jugador no estaba conforme con las condiciones que le ofrecían en su nuevo equipo. Y eso que Douglas no es que presente unos números como para exigir condiciones. En dos temporadas en el Barcelona ha jugado tres partidos de Liga y cinco de Copa. Eso sí, por contra, su palmarés es envidiable: Dos Ligas, dos Copas del Rey, una Champions, una Supercopa de Europa y un Mundial de Clubs.
El futbolista brasileño recaló en el Barcelona procedente del Sao Paulo, que recibió cuatro millones por el traspaso más la posibilidad de cobrar 1,5 millones más en función de unas variables que no se hicieron públicas. Si eran variables dependientes del rendimiento individual, no se cobrarán, en cambió si estaban ligadas a la consecución de títulos, se deberán haber pagado. El día de su presentación, el entonces director deportivo Andoni Zubizarreta aseguró que “seguimos a Douglas desde hace un par de años. Se le ha fichado por su buen perfil defensivo y su capacidad ofensiva. Tiene buena técnica, buena llegada arriba y es bueno en el último pase”.
Junto a Douglas, el Barcelona también tiene que gestionar la salida de Cristian Tello, que tampoco entra en los planes de Luis Enrique. El club, además, tampoco vería con malos ojos una oferta por Vermaelen, pero su salida no es un tema prioritario.