El Barça flojea desde el Clásico de las luces (21 de noviembre) en el que puso patas arriba el Bernabéu con su estilo brillante y dejó al Madrid en ruinas. Desde entonces los números son implacables con él. La inercia le permitió ganar a la Real Sociedad (4-0), resultado que repitió ante el Betis en vísperas de Nochevieja con empujón arbitral incluido. Pero el resto han sido decepciones. Fuera de casa le cuesta sufrir. Desperdició un 0-1 en Valencia con gol a última hora de Santi Mina. Este sábado en Cornellà el Espanyol le planteó un partido al límite, riguroso y muy agresivo. En este poco menos de mes y medio ha demostrado debilidades incluso en casa, donde tiró a la basura un 2-0 ante el Deportivo en los últimos minutos. En total, seis puntos hechos papelillos de los últimos quince, lo que ha permitido al Atlético de Madrid situarse como líder en solitario con dos puntos de ventaja aunque al Barça le queda el partido aplazado ante el Sporting del 17 de febrero. Sin embargo, ya está en desventaja.
Luis Enrique está obligado a encontrar los motivos de la caída. En Valencia se mostró conforme con la actuación de su equipo pero ante el Deportivo y el Espanyol ya se le ha visto contrariado. Los rivales le han subido un punto el nivel de agresividad al Barça y han oído voces disconformes en los partidos de Mestalla, River Plate y el del Espanyol. Es obvio que, sin fichajes, al Barça también le pesan los minutos. Desde que empezó la temporada, el Barcelona ya ha jugado 30 partidos oficiales: 17 de Liga, seis de Champions, dos de Supercopa de España, la Supercopa de Europa, dos de Copa del Rey y los dos del Mundial de Clubes. Incorpora estos días a Arda Turan y Aleix Vidal pero ya tiene a tres jugadores que superan los 2.000 minutos: Luis Suárez (2.370’), Sergio Busquets (2.165’) y Rakitic (2.015’). Otros dos están a punto de alcanzarlos: Mascherano (1.994’) y Daniel Alves (1.971’). Además de la sobrecarga de partidos, el Barça se cruzó el mundo para jugar el Mundial de Clubes en Yokohama. A la vuelta, los sudamericanos volaron sin solución de continuidad a sus países de origen y hasta algunos como Messi tuvieron que acudir a Dubai a la entrega de los Globe Soccer Awards.
