Asuntos políticos, económicos y personales están detrás del divorcio entre la FIFA y France Football por el Balón de Oro.
El trofeo volverá a sus raíces y el martes la publicación francesa dará más detalles. Pero es seguro que habrá Balón de Oro 2016. La gala será en París y el ganador será elegido con los votos de los periodistas, como lo fue desde 1956 hasta 2010 cuando la FIFA pagó 15 millones de euros a France Football para hacerse con los derechos del galardón.
Gianni Infantino no ha renovado el acuerdo. Lo ha hecho porque quiere recuperar el FIFA World Player y convertirlo en la referencia. Además tiene intención de hacerlo itinerante, como ya lo fue en el pasado: Ronaldo Nazario recibió uno en Madrid. La próxima edición puede ser en Londres, o eso es lo que quiere Infantino en su política de aproximación a Inglaterra, a la potente Federación Inglesa (FA). La FA y la FIFA se habían distanciado desde que se denunció la corrupción en Rusia 2018 y Qatar 2022. Infantino visitó Londres en julio y aprovechó para limar asperezas con Greg Clark, presidente de la FA. En esa visita se empezó a muñir la ruptura del Balón de Oro.
Pero lo que no ha medido Infantino son las consecuencias de su decisión. El miércoles el periódico Handelszeitung ya informó de la ruptura entre la FIFA y France Football por el Balón de Oro y de la intención de Infantino de crear un trofeo paralelo y llevárselo a Londres.