El pasado domingo, Francia celebró un triste aniversario: los 20 años de su derrota frente a Bulgaria (2-1) que le cerró la puerta del Mundial del 94. Desde ese momento, los bleus han disputado todas las grandes competiciones, ya sea Mundial o Eurocopa. Esta noche, frente a Ucrania, los hombres de Deschamps tendrán que lucirse para que esa racha siga.
Derrotados en Kiev (2-0) en la ida, los franceses han dejado de ser los favoritos de este partido ya que ningún equipo europeo logró clasificarse en el partido de vuelta después de un resultado tan desfavorable en la ida.
A pesar de esta estadística y de la pobre imagen dada en el primer partido, los bleus han tenido un discurso optimista en los últimos días. “Estoy dispuesto a morir sobre el campo. Tengo mucha fe en este equipo. No supimos dar la cara el viernes, pero tenemos ganas de que nuestro público esté orgulloso de nosotros”, comentó el delantero Olivier Giroud el domingo. Ayer, el capitán francés, Hugo Lloris, confirmó las ganas de hacer la proeza: “Sabemos lo difícil de la situación, pero vamos a intentar hacer una hazaña. Tenemos este espíritu de revancha después de la bofetada en Ucrania. Creemos en nosotros”.
Para movilizar a todo el grupo, el seleccionador Deschamps y el presidente de la Federación, Noël Le Graet, han hablado también con los jugadores, utilizando palabras muy fuertes. “No jugáis en equipo, no tenéis orgullo”, dijo Le Graet mientras que Deschamps quiso destacar que en la ida sus jugadores “no habían jugado un partido para ir al Mundial”.
Entre los cambios aparecen los dos madridistas Varane y Benzema. Recuperado de su inflamación en la rodilla derecha, el central tendrá la tarea de liderar la zaga francesa y sustituir a Koscielny, expulsado en la ida. Benzema parte con ventaja para acompañar a Valbuena y Ribéry al frente de la delantera gala. El madridista parece haberle ganado la batalla a Giroud, transparente en la ida y en los últimos días.
