Guatemala ganó, por medio de Érick Barrondo, su primera medalla olímpica de la historia. Hace tiempo se había dado a conocer una tabla en donde se especificaba cuanto ganaría un atleta por medalla conseguida, sin embargo en la última participación en los Juegos Panamericanos las autoridades dudaron antes de premiar a los ganadores de preseas.
¿Cómo es en el mundo? Cada comité ha fijado sus precios. El oro supone en España un premio de 94.000 euros. En Italia, 140.000 y en Francia 50.000 (eso sí, la mitad, más o menos, se irá en impuestos). Lejos, muy lejos, de los 640.000 de Azerbaiyán o de los 240.000 de Corea del Sur.
Lejos también, por ejemplo, de la austeridad alemana. El Comité Olímpico, a través de la Fundación de Ayuda para el Deporte Alemán, premia a sus medallistas con 15.000 euros (oro), 10.000 (plata) y 7.500 (bronce). El que consiga llegar a una final también tiene un plus de 1.500 euros. El Reino Unido, que se gastó unos 32 millones en la ceremonia de apertura, desembolsa algo menos de 12.000 euros. Pero en concepto de derechos de imagen. Los que cede cada atleta que sube al podio a la Royal Mail, el servicio de correos de la realeza británica, que en menos de 24 horas emite un sello conmemorativo de la victoria.
Menos excéntrico y más sobrio, desde luego, que el premio que se le ha ocurrido a Bielorrusia. Los que consigan una medalla (en Pekín fueron 19) tendrán un premio extra además del dinero. Serán ‘recompensados’ con comida. Un productor local de salchichas les abastecerá gratis hasta los Juegos de Río de 2016. Polonia, además de las primas, regala un coche. Y Estonia libera a sus atletas de los impuestos: el oro vale 102.000 euros netos.
China, que pagaba en Pekín 100.000 euros por cada oro, en Londres desembolsará 41.000. Al anfitrión de los Juegos de 2008 los metales más valiosos le costaron 5.100.000 euros. A España, ‘solo’ 470.000.
