Era el 28 de noviembre. El reloj marcaba algo más de las diez de la noche (hora local) cuando se estrellaba el vuelo 2933 de LaMia con 77 pasajeros en su interior en Colombia. Chapecoense volaba para disputar la final de la Copa Sudamericana pero el destino quiso que 19 jugadores más el entrenador del equipo, Caio Junior, fallecieran en un accidente que marcó al fútbol.
Poco importaba ya que Chapecoense fuera declarado campeón tras la propuesta de su rival, el Atlético Nacional. El equipo brasileño había sido golpeado duramente en una tragedia en la que sólo tres jugadores (Neto, Ruschel y Follman) lograron esquivar a la muerte y su futuro a corto-medio plazo se presentaba muy poco esperanzador.
Pero Chapecoense ha logrado salir adelante. Apenas 99 días han pasado desde que al mundo del fútbol se le parara el corazón al ver las imágenes de los restos que quedaban del avión y el conjunto brasileño ganó ayer su primer partido en la historia de la Copa Libertadores. Y lo hizo con buen fútbol y convenciendo, perfecto homenaje a todos los que perdieron la vida aquel 28 de noviembre.
Fue Reinaldo el que tuvo el honor de escribir con letras de oro su nombre en la historia del equipo de Chapecó al hacer el primer gol de los de Santa Catarina en la máxima competición continental. Luiz Antonio anotó el gol que daba la tranquilidad en la segunda mitad ante el Zulia del mítico Juan Arango. Quiso el destino que fuera el venezolano, el jugador más grande de su país, el que apretara el marcador hasta el 2-1 definitivo haciendo aún más bonita la historia, pero la victoria era del Chapecoense.
La ‘piña’ que se formó en las celebraciones de los goles, con los jugadores de rodillas señalando al cielo, fue un perfecto homenaje para un equipo que menos de cien días después de vivir una tragedia de tal calibre lograron el primer triunfo del Chapecoense en su historia en la Copa Libertadores. El universo del balompié volvió a sonreír con los héroes que han aupado de nuevo a los brasileños a lo más alto del grupo 7. Sólo 99 días después.
