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Barty, 1ra australiana en la final de su Slam desde 1980

Ash Barty era la jugadora mimada en el Melbourne Park desde mucho antes que pusiera fin a una sequía de 42 años al alcanzar la final del Abierto de Australia.

Danielle Collins dijo que será “espectacular” enfrentarse a la número uno del tenis femenino en su propia casa por el título del torneo de Grand Slam el sábado.

La estadounidense de 28 años recibió un pequeño adelanto de lo que le espera en su primera final de Grand Slam cuando se retiró de la cancha el jueves tras la victoria 6-4, 6-1 en su semifinal contra Iga Swiatek.

Barty despachó a Madison Keys por 6-1, 6-3 en 62 minutos, en la primera semifinal de la jornada. Collins completó la noche al superar a Swiatek, la campeona del Abierto de Francia de 2020, en 78 minutos.

Predeciblemente, Collins fue abucheada al culminar su entrevista a pie de cancha. La rechifla no fue ni muy fuerte ni demasiado prolongada, pero sin duda una muestra de lo que se viene.

Barty conquistó su primer título de Grand Slam en la arcilla de Roland Garros en 2019 y su segundo en el césped de Wimbledon el año pasado. Ahora que es la primera australiana que alcanza la final individual del Grand Slam de su país desde Wendy Turnbull en 1980, tiene al alcance adjudicarse su primero en una superficie dura. También tiene presente que ninguna mujer australiana se ha coronado desde que Chris O’Neil lo logró en 1978.

Barty, primera cabeza de serie, mantuvo su buena forma para derrotar a Keys, finalista del Abierto de Estados Unidos en 2017.

“Como australiana, somos unos privilegiados al poder jugar en nuestra propia casa”, dijo Barty, de 25 años. “Ahora tenemos una oportunidad de jugar por un título. Es irreal”.

Barty sucumbió ante la eventual campeona Sofia Kenin en 2020, la previa ocasión que hizo acto de presencia en las semifinales del Abierto de Australia. Señaló que esa enorme presión le ha ayudado de la misma manera que sus experiencias al consagrarse en otros majors.

“Lo aceptó totalmente”, dijo sobre las expectativas de sus compatriotas. “Tiene que ser así. Es divertido. Es fenomenal que te toque jugar en el Slam de tu país. No voy a mentir al respecto — es increíble”.

Keys se sumó a una lista de rivales que acaba explicando que no encontró la forma de neutralizar el revés cortado de Barty y su diverso repertorio de saques.

Barty acumuló 20 tiros ganadores frente a sólo ocho de Keys, quien alcanzó las semifinales en Australia por primera vez desde 2015.

La estadounidense perdió ese año ante la eventual campeona Serena Williams, entonces la última primera cabeza de serie que atrapó el cetro en el Melbourne Park.

Barty convirtió cuatro de las seis oportunidades de quiebre que dispuso y salvó las únicas dos bolas de quiebre que afrontó con su servicio.. Apenas ha perdido un juego con su saque en seis partidos en el torneo.

Collins es una jugadora que es pura potencia y que sale a imponer una energía implacable en cada duelo.

Totalizó 27 tiros ganadores, con apenas 13 errores no forzados. Abrió cada set con un quiebre de servicio y se adelantó 4-0 en ambos.

Collins demoró su debut en el circuito profesional y prefirió quedarse en los torneos universitarios de Estados Unidos, con lo que asegura tiene una buena noción para lidiar con un público “adverso”.

Y todos los torneos que ha tenido que disputar con gradas vacías durante la pandemia de COVID-19 le han hecho valorar tener público presente, sin importar que estén a su favor, en su contra o sean neutrales.

“Eso es algo que yo disfruto, sin importar que estén conmigo o en contra”, dijo. “Me fascina la energía. Lo que me gusta es salir a competir”.

“Tengo bien claro que mucha gente alentará a Ash. Será en buena lid”, añadió.

La marcha de Collins a las semifinales en 2019 había sido su mejor resultado previao en un Grand Slam. Tras someterse el año pasado a una cirugía por endometriosis — una enfermedad que suele afectar los ovarios y y el tejido que recubre la pelvis — juega con menos dolor y está en mejor forma física.

Aunque Barty está a una victoria de darle un título de sencillos al país anfitrión, había un triunfo garantizado en otra competición.

Nick Kyrgios y Thanasi Kokkinakis, apodados “Especial K”, aseguraron una final australiana en los dobles masculinos tras imponerse 7-6 (4), 6-4 a los terceros preclasificados, el español Marcel Granollers y el argentino Horacio Zeballos, en un estadio Rod Laver casi a plena capacidad.

En la cancha Margaret Court contigua, casi sin público, Matthew Ebden y Max Purcell derrotaron al equipo formado por Rajeev Ram y Joe Salisbury por 6-3, 7-6 (9).

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