Josep María Bartomeu explicó así la postura del Barcelona, que decidió que el partido ante Las Palmas se juegue a puerta cerrada: “Lamentamos la falta de libertad de expresión que se ha producido hoy en Cataluña, algo que valoramos mucho. Nos da mucha pena y hemos decidido, en lugar de anular el partido, como queríamos, jugarlo a puerta cerrada. Queremos mostrar que se juega pero que no hay normalidad. La situación es excepcional. Damos nuestro apoyo a los que ha sufrido esta falta libertad”.
Las razones: “Hemos intentado que LaLiga aplazara el partido, pero no ha habido manera de pasarlo a otro día. No jugar hubiese supuesto la pérdida de seis puntos. Hablamos con los ejecutivos, con los técnicos y con los jugadores y decidimos jugar, pero a puerta cerrada como crítica. Lo importante era que no se perdieran puntos”.
A puerta cerrada: “No se hace por seguridad. Estaba garantizada. Lo hemos hecho por la excepcionalidad. Para que el mundo vea lo que ha sucedido aquí”.
Dimisión de Vilarrubí: “No es fácil tomar decisiones. Habrá tiempo para hablarlo. Es normal que no todos estemos de acuerdo. Aquí caben todas las opiniones”.
Tras el partido, el presidente del Barcelona volvió a atender a los medios.
Triunfo: “Lo de menos era el partido, pese a los tres puntos logrados. Lo importante es lo que pasa en las calles de Cataluña, donde denunciamos todo lo que está pasando. Trabajamos para suspender el partido y como no pudimos decidimos hacerlo como protesta, para que la gente del mundo supiese lo que había pasado”.
Decisiones políticas: “Nos volcamos con la democracia y con todo lo que ha hecho el club hasta el momento. Haremos acciones cada día. Cambió la situación de convivencia y el Barça debe estar con la gente del pueblo”.
¿QUÉ PASÁ EN CATALUÑA?
Los servicios de salud del gobierno regional catalán dieron parte de 761 heridos en los incidentes ocurridos este domingo durante la celebración del referéndum de independencia, que la policía trata de impedir.
Desde primera hora de la mañana, la Policía Nacional y la Guardia Civil irrumpieron en numerosos centros de votación en toda Cataluña, en ocasiones forzando puertas a golpes, para incautar papeletas y urnas e impedir así la celebración de la consulta.
Pese a ello, en otros centros podían verse inmensas colas de gente esperando o depositando su papeleta en la urna. El portavoz del gobierno regional catalán, Jordi Turull, aseguró por su parte que el 73% de las mesas electorales «están funcionando».
El referéndum de este domingo, cuya pregunta es «¿Quiere que Cataluña sea un Estado independiente en forma de República?», culmina años de creciente tensión entre Madrid y el gobierno de esta región con lengua propia, que cuenta con 7,5 millones de habitantes y representa el 19% del PIB español.
Aunque dividida sobre la cuestión de la secesión, más del 80% de los catalanes reclama esta consulta, rechazada por el gobierno español de Mariano Rajoy, que la considera anticonstitucional.