Tarde ajetreada en Madrid. Desde primeras horas de la mañana el club se mostró agitado, el traspaso de Bale, que se aceleró, como no podía ser de otra forma, en las últimas horas a ritmo frenético.
Primero fue un misterioso paquete que apareció en Valdebebas a eso de las nueve de la mañana. Venía de Alemania y el remitente era Adidas. El destinatario: Gareth Bale. Eran las botas de su presentación que llegaban antes que él por correo certificado.
A primera hora de la tarde se supo que los abogados del jugador ya se encontraban en Madrid y estaban ultimando los papeles para la firma del contrato y, finalmente, llegó la confirmación oficiosa de que el Madrid había limado los flecos de la operación con el Tottenham y que todo se cerraba en 91 millones de euros más la posibilidad de disputar en Londres un partido amistoso. En suma, los cien millones que se dijo hace semanas.
El futbolista, decimotercer británico que va a jugar en el Real Madrid (los antecedentes no son muy propicios ciertamente, aunque este es especial), firmará un contrato por seis años y cobrará unos nueve millones de euros por temporada.
Por tener cerrado, el Madrid tiene hasta la camiseta del jugador. La camiseta para el acto lleva el dorsal número 11, número que se dejó libre para él. Hay que recordar que hace pocos días, la tienda oficial online del Madrid cometió un error informático y puso a la venta la camiseta de Bale con el 11 durante un breve tiempo