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Adiós a Michael Robinson, ex jugador y comentarista deportivo del mundo

La voz mítica del fútbol español y creador de diversos programas deportivos falleció este martes a los 61 años tras no superar un cáncer que le diagnosticaron en 2018.

Aquí una de sus últimas entrevistas:

Todos conocemos sus habilidades como futbolista y comunicador, pero si no hubiera llegado al Osasuna, ¿qué estaría haciendo ahora mismo?

A veces me pregunto lo mismo. Es curioso, porque a veces me pregunto si me precipité al dejar el Liverpool. Siempre he llegado a la conclusión de que no, ya que el destino tenía preparado mi llegada a España y, cuando llegué aquí, fui muy bien recibido. Muy probablemente, no estarías delante de un hombre tan enamorado de la vida y que es siempre tan feliz.

¿España le ha dado eso?

Sí. Es muy bonito estar aprendiendo. El fútbol, de alguna forma, me privó de la universidad, ya que se empieza muy joven, pero supo devolverme lo que me robó cuando yo tenía 15 o 16 años y ya jugaba al fútbol profesionalmente. Me devolvió un Erasmus bien pagado al llegar al Osasuna.

Me pagaban para que yo llegara a la universidad de la vida; a otra cultura, a otro idioma y a otro modus vivendi. Entras en otro periodo de aprendizaje en el que tienes todo por aprender. Lo único que sabía hacer era rematar de cabeza y decir «hola», «adiós», «cerveza» y contar hasta cinco.

Lo único que sabía hacer era rematar de cabeza y decir «hola», «adiós», «cerveza» y contar hasta cinco.

Eran tiempos muy excitantes pudiendo estar bien pagado mientras aprendí, porque si hubiese ido a la universidad con 16 o 17 nunca me hubiera dado cuenta de lo privilegiado que era. Y cuando llegué a Pamplona, más maduro, sí fui consciente de que estaba ante una enorme oportunidad de aprender.

Michael Robinson jugando con Osasuna

Si se hubiese quedado en Inglaterra y hubiera estudiado, ¿qué habría cursado?

Eso pensé cuando me retiré. Cuando volvimos a Londres, quise estudiar Historia del Arte y mi mujer decía: «¿A dónde nos va a llevar esto?», pero es una curiosidad mía. Pienso que es una carrera que nos permite contestarnos muchas preguntas que tenemos en la vida.

Al final no me matriculé y mi trabajo se convirtió en escribir programas de televisión, de una forma muy extraña. Estaba jugando al cricket y un hombre que trabajaba para Sky me llamó y recibí una oferta por la que me iban a pagar una enorme cantidad de dinero para que me fuese a vivir a Ámsterdam y Zúrich, entre otros lugares, y hacerme cargo de Eurosport Europa. Me puse a escribir programas y disfruté. Me gustaba tener un papel en blanco y contar historias, cosa que sigo haciendo hoy. ¡Qué poca imaginación tengo! [se ríe]. 

Tuvo varias lesiones que terminaron con su carrera. ¿Cómo vivió esos últimos días como profesional?

Mi carrera en el último año y medio era la prolongación de una agonía. No había una forma de arreglar mi rodilla y yo no quise arrastrarme. No me parecía bien jugar en categorías indecentes y medio cojo. Yo era un futbolista que me veía como un gladiador, y no hay nada más pobre que ver un gladiador cojo.

Hay futbolistas que tienen un talento maravilloso y gusta verles ralentizar un poco más el juego, por su clase. Aún pueden jugar y hacer algo bonito. Yo no era un artista; yo era un gladiador y en mi película mental no cabía un gladiador cojo. Así que le dije al presidente de Osasuna que se quedara con la ‘pasta’ y yo con la dignidad. Fueron momentos tristes, pero yo sabía que no daba más de mí. A veces tenía la intención de decírselo a mis compañeros, pero no encontraba la valentía para decirlo.

Le dije al presidente de Osasuna que se quedara con la ‘pasta’ y yo con la dignidad

Un día encontré el valor y lo comuniqué a mi mujer, a lo que ella respondió: «¿Qué has hecho qué? En esos momentos te levantas por la mañana y piensas que ya no hay más fútbol. Siempre me levantaba pensando en jugar y en que llegara el fin de semana, y ese sueño había dejado de existir.

Y después de esto llegó a la redacción de Canal+, ¿cómo fue?

Fue muy curioso. Canal+ entraba en pruebas y quería comprar un programa mío llamado Transworld Sports, aunque yo no podía comercializarlo ya que no tenía los derechos. Hablé con Alfredo Relaño (director de la redacción de deportes de Canal+) y, un día, cuando pretendía venderle los derechos de Don King Promotions, un promotor de boxeo, me dijo que quería que trabajase para él y que hiciera «el programa de fútbol que siempre había querido ver pero nunca había visto».

El debut de Michael Robinson en ‘El día después’

Además, quería que comentara el fútbol. Me preguntó si me apetecía y, aunque en un principio no se lo dije, me apetecía muchísimo. Le comenté a mi mujer la oferta y le pregunté si queríamos volver a España, a lo que ella contestó que no tenía pega ninguna. Mi mujer me preguntó cuánto iba a cobrar así que llamé a Alfredo y le pregunté. Además, me dijo que el programa iba a salir un lunes a las 20:00, lo que me chocó ya que en ese momento ya se conocían los resultados. Sin embargo, fue un éxito ya que fue el programa deportivo más visto en España.

Al principio, yo no conocía más de 100 palabras en español y tenía que presentar un programa, así que mi trabajo al principio consistía en «subir hasta arriba del trampolín, agarrarme la nariz y tirarme». Se me reprodujeron mucho las sensaciones que añoraba del fútbol. Cuando el programa salía bien me sentía fantástico, pero cuando salía mal no quería enfrentarme a España con esa mierda que acababa de hacer el lunes pasado. 

También estuvo una semana en un programa que se llamaba ‘Maracaná’, ¿por qué se fue?

Yo siempre dirigía y escribía mis propios programas y en ese no lo hacía; y tomo en serio el ejercicio de invadir el salón de estar. Tienes que entrar en el salón de estar como si fueras Papá Noel y dejar regalos.

El programa me parecía mal concebido y ejecutado, y yo no pintaba absolutamente nada. Lo quise hacer por una estúpida sensación de solidaridad, y me confundí terriblemente. Si vamos a molestar a la gente en su casa, al menos que haya un propósito. Si en un partido apenas hablo, es porque no tengo nada que decir, joder. Yo hablo cuando tengo algo que decir y me gusta sentirme el responsable de mis propios fracasos y éxitos.

Tenía que haber sido fiel a mis principios y seguir dirigiendo mis propios programas. ‘Maracaná’ me pareció un error y un horror. «El fútbol es como coñac, no es un whiskey; tú no echas Fanta en un coñac».

‘Maracaná’ me pareció un error y un horror

Entonces, ¿está en contra de algunos de los programas deportivos actuales de la televisión española?

Los debates en la tele, en general, no me parecen tele y sí radio. A mí no me gusta ese tipo de programas. Logras ver el semblante de ira o indignación del otro, pero no es un tipo de tele que a mí me gusta. Habrá gente a la que le guste y me parece muy bien, igual que otros pensarán que soy un pedante de cojones. Honestamente, lo acepté. Son programas que no entiendo, porque me parecen más adecuados en radio. 

Hablando de ‘Informe Robinson’, ¿cómo surgió la idea de hacer un programa en torno a usted como presentador?

Después de ‘Maracaná’, yo estaba cabreado y no podía escribir. Esperaban que el chaval hiciera algo (Michael) y el chaval no hacía nada (ríe), porque estaba herido. Alex Martínez Roig, que venía del diario El País, me sugirió hacer un programa, pero yo estaba muy reticente. Decían que les salía muy caro.

robinson-gadgets

Alex me remitió a un programa llamado ‘Real Sports’, de Estados Unidos, y ganador de ocho premios Emmy. Un día lo vi y me pareció bien, pero era un programa plagado de periodistas en todos los planos. Eso me molestó y, cuando salía un periodista en la pantalla, quería decir «quítate de en medio, joder».

Cuando me preguntaron qué me pareció y le contesté que me parecía una mierda. Me retó a hacerlo mejor. En ese momento me atrapó a hacer el programa y, aunque no hayamos ganado ocho premios Emmy, yo prefiero lo nuestro a lo suyo.

Lo más difícil fue crear un libro de estilo. Junto con Ramón Escoda, Luis Fermoso y José Larraza nos sentamos en el despacho para decidir qué queríamos ver en la tele. No quería una pantalla suficientemente grande donde un periodista va a compartir el plano, ya que el plano no es acerca de nosotros. Yo salgo, pero poco. 

¿Quién decide las historias que se cuentan en ‘Informe Robinson’?

Es una decisión muy coral. Aunque, ante la duda, yo desempato. Cualquiera puede hacer tele, sobre todo mal; hacerlo bien cuesta un poco más. Yo tengo la suerte de que, entre los miembros de mi equipo, el que menos lleva, llevará 15 años. Hay otros que llevan 28 años trabajando conmigo y que entraron como becarios en ‘El Día Después’. Desafortunadamente, yo he estado arruinando su vida durante muchos años (ríe).

¿Qué es lo más difícil que habéis hecho en ‘Informe Robinson’?

Pienso que lo más difícil fue cuando Severiano Ballesteros estaba muriéndose con un tumor cerebral, ya que ‘Seve’ era como un hermano para mí y fue muy difícil. A veces pienso si en algunas historias vamos a molestar a la gente y a invadir su salón de estar, pero intento no pensar eso. Hacemos lo que queremos contar y sin concesión. 

¿Hay algún programa que no le haya convencido o pensaba que podía haberlo hecho diferente?   

Sí. Incluso, los que no me han gustado eran muy aceptables. En un programa pensamos que había más historia de la que había y salió muy light. Nos ha pasado en tres ocasiones.

Michael Robinson junto a Augusto César Lendoiro en la grabación de 'Informe Robinson'

Michael Robinson junto a Augusto César Lendoiro en la grabación de ‘Informe Robinson’

En un programa en el que grabamos 144 horas, solo emitimos 17 minutos. Necesito que los planos de mis cámaras hablen y describan y, a veces, estos tienen la elocuencia que la historia no tiene. Hay programas que en radio serían una mierda y, sin embargo, en tele se sostienen por esa mezcla de lo visual, el audio y la historia. Es una tele atractiva, pero no siempre la que queremos.

En un programa en el que grabamos 144 horas, solo emitimos 17 minutos

Dice que suelen grabar unas 140 horas, ¿de cuánto dinero dispone para producir algunos programas de Informe Robinson? 

Tenemos una cifra exacta para un año. Si algunos nos salen muy caros, intentamos que otros no lo sean tanto y, finalmente, nos sale un promedio. El más caro que intentamos hacer fue el de la maratón de Nueva York, que no se llegó a celebrar por el huracán Sandy. Fue una putada porque nos habíamos gastado una fortuna.

Fermoso me llamó antes de la retransmisión de la maratón y me dijo que no se iba a celebrar. Teníamos todas las historias grabadas, que culminaban con la maratón; y al final no se celebró. Nos gastamos unos 200.000 euros y nunca habíamos gastado tanto. 

¿Cuál es el presupuesto anual del que dispone el programa?

(Duda). Yo diría que estamos en 750.000 u 800.000 euros anuales. 

¿Qué opinión tiene del ‘brexit’? 

Me parece un desastre. Me da asco el hecho de que el Reino Unido haya votado para «dar la espalda» a Europa. Mi padre estuvo 6 años en la Segunda Guerra Mundial, en un comando de Winston Churchill, y ha derramado mucha sangre, al igual que el propio Reino Unido, para proteger a Europa; y ahora votan en contra.

Mi padre estuvo 6 años en la Segunda Guerra Mundial para proteger a Europa

El rol de Reino Unido es «estar con» y es estar «al lado de». Supongo que el ‘brexit’ se llevara a cabo y me parece una acción soberbia, arrogante y desmesurada. En Reino Unido soy un cabrón por haberme manifestado públicamente. Esta situación me parece el colmo de la ignorancia y esto me hace muy infeliz. Me parece todo un cachondeo; un cachondeo muy importante. 

Para terminar. ¿Cómo se ve de aquí a unos años? ¿Cuáles son sus perspectivas de futuro?

Años es lo que quiero. Tengo una enfermedad que, desafortunadamente, no tiene cura. Estamos intentando controlarla y ver hasta dónde llegamos. Hace 3 años mi enfermedad era una sentencia de muerte y, si me hubieran diagnosticado hace más tiempo, yo estaría muerto.

Michael Robinson anuncia que tiene cáncer en estado avanzado

Me estoy tomando un medicamento que está reduciendo el melanoma en mi cuerpo, pero aún tengo. Mi cuerpo se hará inmune a ese medicamento y solo espero que, hasta entonces, se haya erradicado el melanoma de mi cuerpo. En casi todos los casos vuelve, pero al menos tendrá que empezar desde cero.

Tengo una enfermedad que, desafortunadamente, no tiene cura. Estamos intentando controlarla y ver hasta dónde llegamos

No sé si voy a vivir poco o mucho, pero intento no pensar en ello y mí día a día es tremendamente placentero. Al pensar en el futuro estoy hipotecando el placer que siento en la actualidad. No quiero vivir sintiendo que tengo una sentencia de muerte y, como tengo una vida, pienso en vivirla.

Ahora, con mi cáncer, cuando algo era bonito, se ha convertido en algo maravilloso. El único contratiempo es que antes pensaba en hacer cosas en el futuro y ahora no puedo hacer esto.

¿Le ha afectado esta situación personal o profesionalmente?

He tenido muy pocos días mal de ánimo. Soy muy optimista y mi médico no me ha privado ni de fumar ni de beber. Dice que lo más importante es que no me estrese demasiado. Lo que no quiero es un régimen que altere mi forma de vivir y, de momento, no me han privado de nada.

Hubo un día en el que lloré: cuando retransmitimos el Liverpool-Barcelona y el partido ya había terminado, me separé de Carlos (Martínez) y me senté en las gradas de un Anfield vacío. Mirando al estadio en completa soledad, le dije «goodbye». Me emocioné porque no sé si volveré allí. Es la única lágrima que he soltado debido al cáncer.

No tengo miedo a la muerte, pero me produce tristeza despedirme de mi familia antes del minuto 90. Cuando yo esté preparado para irme es cuando me quiero despedir de mi familia.

Honestamente, no estoy preparado para morir; me siento muy vital. No soy un iluso. Soy un tipo realista, pero pienso que aún no ha llegado mi momento. Todavía me queda mucho vida por vivir; no sé si mucha, pero vida.

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