A 35 días del inicio de la Copa del Mundo en Qatar, la selección de Brasil suma un problema. Neymar tiene a partir de este lunes una cita judicial que lo devolverá a España y más precisamente a su paso en Barcelona: arranca el juicio por las irregularidades en el polémico fichaje que lo llevó del Santos al club catalán en 2013.
El juicio al futbolista fue iniciado en el 2015 por la empresa brasileña DIS, que poseía parte de sus derechos económicos cuando todavía era un prometedor atacante de la liga brasilera.
Según se informó, este lunes comenzará la serie de testimonios en un juicio oral que se extenderá exactamente hasta el último día de octubre.
Neymar, que hoy por hoy juega en el PSG de Francia, es el capitán y estandarte de la selección conducida por Tite. Pero, ahora deberá soportar en España una dura causa de corrupción en su contra: la Fiscalía solicita dos años de cárcel y una multa millonaria en euros, diez millones (unos 9,7 millones de dólares).
En el banquillo de los acusados, Neymar no estará solo: lo acompañarán sus padres; los expresidentes del FC Barcelona, Sandro Rosell -para quien la Fiscalía pide cinco años de prisión por corrupción y estafa- y Josep Maria Bartomeu, así como el exdirigente del Santos, Odilio Rodrigues Filho.
Pero, además de las personas citadas, en este juicio hay más acusados. Se trata de tres entidades jurídicas: Barcelona, Santos FC y la empresa fundada por los padres del jugador para gestionar su carrera.
Neymar, que hace 7 años cuando se inició la demanda declaró que era su padre quien llevaba sus asuntos, debería presentarse este lunes en Barcelona, como el resto de los imputados. Pero su presencia no fue confirmada.
De acuerdo al cronograma inicial, su declaración está prevista para el próximo viernes 21, o para el 28, cuando deban declarar las seis personas físicas acusadas.
Uno de los días más importantes de este juicio será el del martes 18, cuando deba declarar el presidente de Real Madrid, Florentino Pérez, que intervendrá por videoconferencia. El testimonio fue solicitado por los querellantes y deberá explicar cómo influyó en el mercado el supuesto preacuerdo suscripto en 2011 entre Barcelona y el jugador, cuando todavía pertenecía al Santos brasileño.