MIAMI (AP) — Políticos, deportistas y dueños de equipos tratan de dilucidar una forma de poner en marcha otra vez el béisbol, el basquetbol y el hockey sobre hielo, no sólo por motivos económicos, sino con el fin de brindar una diversión que sería bienvenida para una población confinada y que enfrenta tiempos inciertos.
Pero lograrlo requeriría de contar con miles de paquetes de pruebas a la semana para detectar cualquier posible infección entre los millonarios deportistas profesionales y el personal que se requiere a fin de realizar los partidos.
Y la realización de tal número de análisis no sería una medida muy popular, mucho menos en momentos en que ciudadanos comunes de Estados Unidos deben hacer fila para que se les hagan las pruebas.
Los líderes de las distintas ligas están conscientes de la imagen terrible que darían si se adelantan en la fila de las pruebas. Al tanto de una potencial represalia, los comisionados y dueños dicen que, en tanto el público en general no tenga más acceso a las pruebas, no harán esfuerzos a fin de obtenerlas para los jugadores.
Incluso, la NBA envió el jueves un memorándum a los equipos para indicarles que sería inapropiado analizar a jugadores o entrenadores asintomáticos. Sin embargo, la liga espera tener pruebas disponibles cuando llegue el momento de regresar a las prácticas y a los encuentros.
La NBA prevé permitir que los equipos reabran algunas instalaciones el 8 de mayo, pero sólo para entrenamientos voluntarios y en ciudades cuyas autoridades locales den el visto bueno.
No hay todavía un cronograma para un regreso a las prácticas o a los partidos, en buena medida porque el asunto de las pruebas sigue sin resolverse.
“Tendríamos que garantizar que las pruebas estén ampliamente disponibles y que los trabajadores de salud en el frente de combate de esta enfermedad tengan acceso antes de que comencemos a hablar de pruebas regulares en el contexto de los deportes profesionales”, dijo el portavoz de la NBA, Mike Bass.
El impacto económico de que no haya deportes profesionales es enorme. Tan sólo los jugadores de la NBA perderían casi 850 millones de dólares en salarios si esta temporada no se reanuda.
Pero no sólo los deportistas serían afectados. El golpe llegaría a miles de personas que trabajan a medio tiempo en los estadios.
Las televisoras han perdido millones de dólares y han puesto en licencia a miles de trabajadores. Las casas de apuestas registraron una caída de casi 80% en la actividad durante marzo, en comparación con el mismo mes de 2019.
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