En este último día de septiembre, recordamos cómo Hugo Pivaral estuvo muy cerca de llegar a jugar en las Grandes Ligas de Béisbol (MLB). Este lanzador que tenía un potente brazo que lanzaba con una velocidad arriba de 90 millas fue la joya de los Dodgers de Los Ángeles, uno de los equipos más icónicos en Estados Unidos.El buscador de talentos, Mike Brito, tenía información que en este país centroamericano había un adolescente con las condiciones para jugar en la gran carpa como le llaman a la MLB, y fue él quien recomendó al guatemalteco. Fue así como el 10 de septiembre de 1993, Pivaral viajó a Phoenix, Arizona, para comenzar su aventura en los entrenamientos del equipo. Luego de casi 2 meses de prueba, los Dodgers oficializaron el contrato del pitcher chapín.En sus primeras entrevistas a medios de comunicación nacionales, Pivaral dijo: «Cuando me dijeron que los Dodgers estaban interesados en mí, no lo podía creer. Había trabajado tanto para ese momento, pero aun así fue un sueño hecho realidad». «Sabía que era una gran oportunidad, pero también una enorme responsabilidad. Estoy listo para demostrar que los guatemaltecos podemos destacar en este deporte y representar a mi país con orgullo».El chapín llegó a ser uno de los principales prospectos de los Dodgers en 1994. En su primer año jugó para los equipos de Great Falls y Vero Beach de la organización de Los Ángeles. En el primero sumó una victoria sin derrotas con un promedio de efectividad de 2.70. En este mismo año en la Liga del Estado de Florida sumó 7 victorias y solo 4 derrotas con un promedio de efectividad de 3.52. Esta cifra es la cantidad de carreras limpias aceptadas en nueve entradas.Pivaral en ese año lanzó 107 entradas entre ambos equipos, ponchó a 102 bateadores y permitió solo 6 cuadrangulares, excelentes números para un adolescente de 17 años.La historia de Pivaral es un relato de perseverancia, disciplina y pasión por el deporte. Nacido en la Ciudad de Guatemala, creció en una familia amante del béisbol, el pitcher impresionaba con su velocidad, alcanzando hasta 95 millas por hora con su recta, algo inusual para su edad. Además, su capacidad para controlar el juego desde la lomita, su inteligencia para enfrentar a los bateadores y su temple bajo presión, lo llevaron a ser el prospecto número uno de la organización de Los Ángeles.Un año después, en 1995, con 18 años tuvo lo oportunidad de lanzar en la California League, para los San Bernandino Spirit, siempre de las ligas menores de los Dodgers. Según la página especializada de las Grandes Ligas “Baseball-Reference”, Pivaral lanzó 103 entradas ponchando a 89 rivales y permitiendo 106 imparables para un porcentaje de efectividad de carreras limpias de 4.63.Lamentablemente, un año después en un accidente de tránsito, el beisbolista sufrió una grave lesión en el brazo de lanzar que afectó su mécanica y potencia, y nunca más fue el mismo, por lo que prematuramente terminó el sueño de ser el primer guatemalteco en llegar a las Grandes Ligas del béisbol. El contrato de Pivaral marcó un hito en el béisbol chapín y también es un motivo de orgullo para un país que ha tenido pocos representantes en el mundo de las Grandes Ligas. Su logro inspiró a jóvenes atletas a soñar en grande y demuestra que, con esfuerzo y dedicación, es posible romper barreras y trascender en el ámbito deportivo a nivel internacional.Los Dodgers, un equipo con una rica historia de éxito, han sido el hogar de algunos de los más grandes lanzadores del béisbol, incluyendo leyendas como Sandy Koufax y Clayton Kershaw. Según entrenadores y analistas, Pivaral con su potente brazo y su capacidad para lanzar diferentes tipos de pitcheos lo llevó a estar muy cerca de ser el primer guatemalteco en jugar en las Ligas Mayores.Otros beisbolistas guatemaltecos han seguido la huella de Pivaral, pero lamentablemente se han quedado en el camino en la búsqueda de alcanzar el gran sueño de jugar en las Ligas Mayores.Marlon Claveria fue contratado para jugar en las ligas menores de los Padres de San Diego; Dennis Hurtarte, con los Piratas de Pittsburgh; Juan Diego Montes, Paolo Pezzarossi Fabián Vizcaíno, Manuel Hernández y Andrés Aguilar, firmaron con los Orioles de Baltimore, y el último en incursionar en las Ligas Menores fue Sebastian Barrios, en los Marineros de Seattle.Después de terminar su aventura en las Ligas Menores, Hurtarte, Vizcaíno y Hernández juegan béisbol en la liga local, y también en el sóftbol, donde integran la selección nacional, y recientemente jugaron en el Campeonato Mundial llevando a Guatemala a figurar entre los mejores.Pivaral y los guatemaltecos que han seguido sus pasos dejaron una huella y un camino que muy pronto podría llevar a un beisbolista chapín a cumplir el sueño de jugar en el béisbol de las Grandes Ligas.
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