Por Alan Paolo Car
María Dolores Molina se convirtió en la primera mujer en el ciclismo nacional en conseguir una presea en Juegos Panamericanos cuando ganó la plata en la edición de Santo Domingo, República Dominicana 2003 y hasta la fecha es la única ciclista que lo ha conseguido lo que la hace consolidarse como la figura más importante en la historia del ciclismo nacional en la rama femenina.
La carrera por puntos del ciclismo de pista fue la modalidad en la que logró la faena. La estrategia utilizada en esa ocasión fue determinante para conseguir la medalla de plata, luego que María Dolores fue acumulando los puntos necesarios junto a la múltiple medallista de Juegos Olímpicos, la canadiense Clara Hughes, quien se destacó para su país en Patinaje sobre Hielo y Ciclismo. Mientras se iba desarrollando la competencia, ciclistas de la talla de la cubana Yoanka González, la colombiana María Luisa Calle, la mexicana Belén Guerrero y la salvadoreña Evelyn García, en su lucha particular, permanecieron una vuelta atrás, quedando sorprendidas por el rendimiento de las punteras.
«Fue una carrera de muchas emociones, ya con más experiencia siendo profesional del ciclismo. Estar en esa carrera con la talla de las competidoras era todo un reto. El velódromo siempre me gustó y en esa prueba fue la consolidación. Logramos escapar con Hughes desde el inicio de la carrera, disputé algunos sprints con ella, pero fue superior. Sin embargo funcionó nuestra estrategia, nos escapamos y trabajamos juntas, mientras en el grupo discutían las otras competidoras, incrédulas del trabajo que realizamos para conseguir la medalla”, recuerda aún emocionada María Dolores.
La ciclista también recuerda: “El evento se canceló dos veces por la lluvia, pero nuestra previsión fue clara. Era pura estrategia y la que estableció mi entrenador Dest Dickey fue acertada. Fue una medalla de mucho trabajo. Cruzando la meta, la emoción fue grandísima, venía de ganar oro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe y había conseguido el boleto para Atenas 2004. Mi debilidad era la parte física, parecía que no llegaba a esas condiciones físicas de las rivales, pero al pasar la meta todo fue alegría y emoción por la medalla”.
Además de ese logro tan importante, Lola (como le llaman cariñosamente) se convirtió en la primer mujer en representar al ciclismo guatemalteco en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. Fue un circuito muy técnico de 118.8 kilómetros con mucha subida. Entró a la meta en el puesto 50 de 67 competidoras con tiempo de 3:40.43 horas. La ganadora fue la australiana Sara Carrigan con 3:24.24 horas.
El boleto a Atenas lo consiguió en el Campeonato Mundial B de Ciclismo en Eagle, Suiza, el 6 de julio del 2003, un mes antes de los Juegos Panamericanos. Fue el final del recorrido en el Ciclo Olímpico para la campeona nacional luego de recordar que cambió el Triatlón por el Ciclismo tras la recomendación del escultor y exciclista Max Levia. “Con él empecé a entrenar y me dio el consejo que cambió mi vida deportiva. En 1988 se abrieron las puertas a las competencias que me brindaron éxitos en el deporte del pedal”, afirma Lola. El doctor Francisco Aguilar fue su primer entrenador en el ciclismo, iniciando su ciclo en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en Maracaibo Venezuela 1998.
Sus buenas actuaciones poco a poco le llevaron a conseguir triunfos como la medalla de oro en los VII Juegos Centroamericanos en Guatemala 2001 en la Contrarreloj y en la ruta, en un fotofinish, se quedó con la plata ante la salvadoreña Evelyn García, quien tiene similares logros a la guatemalteca solo que en 4 ciclos olímpicos. En el 2002 consiguió de nuevo el oro en los XIX Juegos Centroamericanos y del Caribe en San Salvador. Y en el 2005 y 2006 fue bicampeona de la Vuelta Femenina a Guatemala.
Retirada de la vida ajetreada de la ciudad, María Dolores se ha trasladado a vivir a Cuyuta, Masagua, Escuintla en donde se dedica a la producción de leche y queso, además de sembrar árboles. Es su nueva filosofía de vida. Eso si, sin dejar de practicar deporte porque sale a correr y se sube a la bicicleta todos los días religiosamente. El año anterior volvió al Triatlón en donde fue la campeona en su categoría de la medio Iron de Petén y participó en el Atletismo Master, ganando un campeonato centroamericano en el Relevo 4×100 junto a Larissa Soto y otras compañeras.
El agradecimiento es eterno para sus padres ya fallecidos, quienes siempre le apoyaron y motivaron para que practicara el deporte. Además de Ciclismo y Triatlón, María Dolores practicó Equitación, jugó en el equipo de la Liga Mayor de Softbol “Bandegua”, con luminarias de este deporte como Patty Godoy, Ingrid Haussler y Jazmín García. Su esposo e hijos son su motor de vida diaria en paralelo con el deporte. Sin duda, María Dolores Molina una de las grandes atletas que Guatemala siempre recordará.
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