El gran inicio de Gareth Bale esta temporada se vio truncado por una lesión que, sin parecer especialmente grave en un inicio, sí ha terminado por serlo. El infortunio, que tuvo lugar a finales de noviembre, en el partido de Champions disputado en Lisboa ante el Sporting Portugal, le impedirá jugar durante alrededor de cinco meses.
Pese a que inicialmente se estimó una baja para una plazo medio, el diagnóstico final fue más allá incluso del peor de los presagios: aunque al principio se temía por su ausencia en el Clásico o en el Mundial de Clubes, lo cierto es que Bale podría no volver a jugar hasta abril.
Para que su regreso sea una realidad a la menor brevedad posible, el galés se está machacando día sí y día también. Primero en Cardiff, donde guardó reposo tras la operación, y después en Valdebebas. En la mañana de este lunes, tuvo la compañía y el apoyo de su padre. Gareth ha subido a su perfil en la red social Instagram una foto de su Frank Bale vestido con la indumentaria de entrenamiento del Real Madrid en la caseta de la ciudad deportiva.
