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Futbol Nacional

Fracaso del proyecto holandés

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Esta es una nota del Diario El Universal que reproducimos incluyendo el titular luego de la eliminación del equipo de Guadalajara.

 

Se abrazan. Gritan. Saltan. Corren hacia el arco norte. Celebran con cerca de 600 aficionados guatemaltecos que han hecho el viaje. Son los Chivos de Xelajú. Festejan el pase a la siguiente ronda. Del otro lado, las Chivas de Guadalajara abandonan el campo con el enorme peso del fracaso sobre los hombros.

La victoria es mexicana. El marcador dice 2-1. Llega a siete puntos, igual que su rival. Pero de nada sirve. El Rebaño Sagrado está fuera de la Liga de Campeones de la Concacaf. Paga caros los “papelones” hechos en Guatemala (0-1 frente al Xelajú) y en Trinidad y Tobago (1-1 con el W Connection).

En el palco presidencial del Estadio Omnilife, Jorge Vergara observa incrédulo. Johan Cruyff, el costoso asesor holandés que ha contratado para “revolucionar” el futbol del Rebaño Sagrado, guarda silencio a un lado. El primer fracaso de su proyecto acaba de consumarse.

Un juego de sustos resulta para el Guadalajara la primera parte. El cuadro guatemalteco asume una postura inesperada: intenta tener la pelota, busca el arco contrario, persigue la calificación  con ataque y no con defensa, a pesar de que el empate le es suficiente.

Advierte Xelajú: Sergio Morales, al minuto seis, dispara desde lejos, potente y apenas por un encima del arco. Responde Chivas: Carlos Fierro levanta la mirada y toca a profundidad para Marco Fabián, quien dentro del área espera el bote de la pelota para prenderla con fuerza, pero el arquero Fernando Patterson vuela para desviar a tiro de esquina, al nueve.

Con desorden, el Guadalajara busca ir al frente. Por ello, abre espacios que los visitantes aprovechan. Édgar Chinchilla entra sin marca al área, por el costado derecho. Huele a gol. Prepara el remate. De la nada, aparece Miguel Ponce para tapar con una barrida. Los tapatíos se salvan al ’17.

El partido es de trámite complicado para el Rebaño Sagrado. No encuentra claridad. Y en el palco, Johan Cruyff observa los pobres resultados de unos meses de trabajo que lleva su proyecto. Los centroamericanos avanzan con la igualada, pero se dan tiempo para buscar el arco de Luis Michel. No se notan incómodos con el 0-0.

Chivas falla atrás. Se pierde de nuevo en la zona baja. Una pelota por alto no es cortada oportunamente. La bola le queda a Alejandro Alpízar, solo y dentro del área. Tiene espacio. Le sobra tiempo. Deja botar el esférico. De airea remata suave. Se va por encima, al ’42.

Un minuto más tarde, el Rebaño Sagrado encuentra fortuna. Carlos Fierro desborda por el costado izquierdo. No tiene dificultad para superar al defensor. En el centro del área, la marca es igual de mala. El centro va al área chica. Solo, Jesús Sánchez controla con la pierna derecha y remata con la izquierda. Gol del Guadalajara, al ’43.

Al arranque de la parte complementaria, el conjunto tapatío vive un capítulo más de la triste historia de su cancha maldita. Luis Ernesto Pérez deja el campo para cuidar su lesión y deja su lugar a Xavier Báez, quien dura apenas tres minutos en el terreno de juego: al ’48, se va de cambio con el muslo derecho.

La lesión de Báez le da oxígeno a Chivas, pues el ingreso de Luis Morales revitaliza el ataque. Es el novato rojiblanco quien realiza una gran jugada por el costado izquierdo, tras una pared con Marco Fabián, ingresa al área donde todavía se da tiempo para hacer un recorte con la derecha, para rematar enseguida con la izquierda. Las redes se estremecen. Guadalajara marca el 2-0, al ’65.

Aunque así lo parezca, la ventaja no es suficiente. El sistema de competencia marca que el primer criterio de desempate es el resultado de los enfrentamientos directos. Y ahí, el gol de visitante tiene validez. Xelajú está a sólo una anotación de algo histórico.

Lo encuentra al ’68, cuando Edwin Villatoro remata de zurda y vence a Luis Michel. La bandera en alto devuelve el alma al cuerpo de los rojiblancos. Se anula la jugada y John van’t Schip respira en la banca.

Pero Chivas se ve inseguro. Hay nerviosismo. Es evidente en el campo. Un balonazo largo es mal medido en el área tapatía. Héctor Reynoso falla. La bola bota donde la zaga debería jugar con seguridad. Desorientación total. El centro, casi de rebote, llega para Allan Alemán, quien apenas debe empujar con la cabeza  el 2-1, al ’78.

El gol es lapidario. El ánimo del Guadalajara es velado y enterrado. No reacciona. Hay cinco minutos de compensación. De nada sirven. Chivas no va a resucitar. Esta noche ha muerto en la Liga de Campeones de la Concacaf. Es el primer fracaso del proyecto que encabeza Johan Cruyff.

 

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