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Atletismo

¿Donde están los rusos?

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La pregunta se la hacen todos. ¿Dónde están los rusos?

El Mundial de atletismo transcurre en Moscú con las gradas del estadio Luzhniki en desolación absoluta. En las sesiones matinales, la sensación es que hay una orden de competir a puertas cerradas.

«Esto está muerto, no hay ambiente», comentó Félix Sánchez, el campeón olímpico dominicano tras disputar durante la mañana del lunes su eliminatoria en los 400 metros con vallas.

Según las cifras de los organizadores, en esa sesión sólo acudieron 9.350 espectadores en un estadio que fue reconfigurado de una capacidad máxima de 81.000 asientos a 50.000 para la máxima cita del atletismo. En vez de una vibrante fiesta deportiva, el monumental recinto que fue sede de los Juegos Olímpicos de 1980 parece albergar un funeral.

«Es una magnífica sede, que pena que no hay nadie», indicó Ashton Eaton, el estadounidense que se proclamó campeón en el decatlón.

«Si lo comparas con Londres el año pasado, es como el día y la noche», dijo Sánchez al referirse a la efervescencia que irradió el programa de atletismo de los Juegos Olímpicos en la capital británica.

El estadio ni siquiera alcanzó lleno completo cuando Usain Bolt ganó los 100 metros -la prueba reina del Mundial- la noche del domingo. La asistencia fue de 40.461 espectadores para ver al jamaiquino, tal vez uno de los deportistas más carismáticos del planeta, recuperar el título que dos años antes perdió al ser descalificado en una salida en falso.

Tampoco es que los precios de las entradas sean prohibitivos. La más barata cuesta 100 rublos, aproximadamente tres dólares. Pero sólo se avistan enormes claros en los asientos pintados con chillones colores amarillo y naranja.

¿Cuál es la razón por el desinterés? El vicepresidente de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF), Sergei Bubka, apuntó al clima y el momento del año.

«Hace calor, con días muy soleados», dijo Bubka. «Me consta que a los moscovitas son de escaparse a sus dachas (casas de campo), pasarla al aire libre».

La poca asistencia no es una buena señal con miras a la tanda de magnas competencias que Rusia albergará en la próxima década.

-Los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi, ciudad en la costa del Mar Negro, en febrero del año próximo.

-El Mundial de natación en Kazán en 2015.

-Y finalmente la Copa del Mundo de fútbol en 2018.

Todo parece indicar que el patrón continuará hasta el final del campeonato, el próximo domingo.

Para los atletas, competir en estas condiciones no es nada agradable, como lo explicó el fondista mexicano Diego Estrada tras quedar eliminado en la primera ronda de los 5.000 metros.

«Pareciera que estás en un entrenamiento», dijo Estrada. «Este no es un ambiento sano para nosotros».

Estrada y la gran mayoría de los atletas participantes están hospedados en el gigantesco Hotel Cosmos de la capital rusa, con 25 pisos y casi 1.800 habitaciones. «La recepción parece un zoológico», describió Estrada. «Yo propondría que trajeran a toda la multitud del Cosmos al estadio».(AP)

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